Una verdad como un templo, que es también el título de una estupenda canción de Quique González, que desde ya queda ascendido al estatus de musa de este blog ^_^
Son los aniversarios, los comienzos de año, cambios de ciclo, festividades especiales, etc los momentos en los que nos replanteamos nuestra situación o cómo hemos llegado a ella, este fin de semana ha sido uno de esos momentos.
Pisando el Km. 0 situado en la madrileña Puerta Sol, pensé que ya había vivido ese momento hace no mucho, y no me refería a cuando estaba en frente de él hace unas semanas celebrando el fin de año, o hace dos meses pisándolo sin percatarme de ello al lado del
chico post, ni siquiera remontándome 3 meses atrás con la primera visita de mis amigos a Madrid, la cosa iba un poco más lejos, un año exactamente.
El año pasado, aprovechando
una festividad maña (
REM, no te pases con el roscón), decidimos, que podría estar bien ir a visitar a un amigo que hacía poco que se había instalado en Madrid. Pese a los muchos planes que hicimos, la cosa no quedó como yo esperaba, y a punto estuve de no ir, por la cantidad de bajas que hubo entre mis amigos, y por que quienes seguían manteniéndose en el viaje, no eran con quienes mayor relación tenía. Al final opté por acudir, entre otras cosas, porque era más cómodo ir, que soltar una embarazosa excusa en el último momento.
Era mi primera visita a Madrid, fuera de excursiones con el colegio o instituto, por lo que no conocía prácticamente nada, miraba embobado todos esos edificios y lugares que había visto en multitud de ocasiones en tv, cine o fotografías, y hasta pagaba gustosamente 10€ por entrar a un local que realmente no lo merecía.
Era un turista entregado, escuchaba las explicaciones que me daban mis anfitriones, y ninguno de los planes que me proponían, a pesar de estar algunos de ellos alejados de mi estilo, me parecían mal, y eso que yo suelo quejarme de hasta lo que me gusta.
Supongo que me dejé cegar por las luces de la ciudad, la multitud de oportunidades que ofrecía, el café de
Starbucks, la facilidad con la que ligué con un chico sin que mis amig@s se enteraran y el habérmelo pasado tan bien sin esperarlo, porque cuando mis anfitriones me preguntaron que por qué no buscaba curro aquí y me mudaba con ellos, solté un
"¿por qué no?", que viene a ser una respuesta bastante optimista para una pregunta que no me había hecho nunca, o una posibilidad con la que no había contado hasta ese mismo momento.
Este finde, un año después de aquello, era yo el que ejercía de inesperado anfitrión de un par
"okupas" que se habían instalado en mi casa, mi compañero de piso, que era quién los conocía y por quién han venido, los dejó a mi cargo marchándose sin ni siquiera presentármelos, la confianza tiene estas cosas.
Y ejerciendo mi labor de guía turístico, fue cuando me dí cuenta de que
"la vida te lleva por caminos raros", un año después de mi primera visita a Madrid:
- Era yo el que mostraba la ciudad y no el turista.
- Aunque mi idea de mudarme a Madrid se basaba exclusivamente en hacerlo con los amigos que me lo propusieron hace un año, he acabado viviendo con dos conocidos que han pasado a ser amigos, tras aceptar su oferta en una noche de borrachera.
- He pasado por 4 empleos en este último año, uno de ellos no remunerado, que es curiosamente, el que más disfruto.
- He hecho más kilómetros y viajes que en ninguna otra época de mi vida.
- He conocido a más gente de la que soy capaz de soportar.
- Y hasta
he descubierto que tengo sentimientos como me recuerda cuando menos me lo espero
mi recién estrenado corazón.
Cuando pisé esa baldosa de La Puerta del Sol, jamás pensé que un año después estaría pisándola de nuevo, habiéndome ocurrido todo lo citado anteriormente.
Es fantástico mirar atrás y ver lo que ha sido capaz de sorprenderte la vida en un año.